La Nikon Coolpix 4500 buena compañera para complementar reportajes, a examen
Una cámara de optica profesional, pero de rango semi sin estabilización que utilizo habitualmente para complementar lo que "hay detras de la cámara". Veamos un poco de historia de esta pequeña joya de Nikon.
Si la Nikon Coolpix 995 destacó en el momento de su aparición por sus prestaciones generales (el mismo cuerpo rotatorio de la Coolpix 990, los 3,2 megapíxeles efectivos, el zoom óptico de 4 aumentos, el autoenfoque de 5 zonas y la medición matricial de 256 segmentos), con la nueva 4500, la marca japonesa ha pretendido perfeccionar su modelo de gama media-alta. Esta renovación supone la introducción de un CCD de 1/1,8 pulgadas con 4 MP efectivos y un tamaño de imagen que aumenta hasta los 2272 x 1704 píxeles. Con estas dimensiones y utilizando el mejor de los 4 formatos de calidad de la cámara (TIFF, sin compresión, y resolución de 300 píxeles por pulgada), podremos imprimir un DIN-A4 con garantías.
Tanto el fotógrafo aficionado con interés por experimentar, como el profesional multimedia sin necesidad o intención de grandes inversiones, encontrarán en la Coolpix 4500 una herramienta de calidad, potente y versátil.
La receta para el mejor rendimiento
La calidad del procesado de imagen de la Coolpix 4500 se hace patente tras un par de disparos. Por definición y proceso del color, las tomas obtenidas son excelentes. Para complementar estas prestaciones, la gran sensibilidad del CCD (hasta 800 ISO) se ha complementado con un nuevo algoritmo Nikon de reducción de ruido. Configurable por el propio usuario, se encarga de filtrar cuidadosamente la tendencia al ruido en las capturas automáticas con velocidades lentas (de hasta 8 segundos) y manuales (un máximo de 5 minutos, en modo B). El resultado es muy bueno, y la verdad es que, en esta Coolpix 4500, la fotografía de larga exposición alcanza una verdadera dimensión de calidad.
Para lograr este grado de satisfacción, la lente Nikkor de zoom óptico de 4 aumentos (38-155 mm, en paso universal) se presenta como otro elemento de importancia fundamental. El objetivo no destaca por una excesiva luminosidad (f2.6 - f5.1) pero sí lo hace por su fantástica definición. También el modo macro de la óptica es brillante; su respuesta a partir de los 2 centímetros nos dice: "Nada quedará fuera de mi alcance en fotografía de proximidad". Como prueba de su gran rendimiento general, existe como accesorio un anillo flash para macro que permite obtener tomas a muy corta distancia sin sombras, así como la opción de convertidores para óptica de gran angular, teleobjetivo y ojo de pez.
Otra cualidad destacable de la 4500 radica en cómo se lleva a cabo la medición de la luz. Disponemos de un modo puntual de alta precisión y una versátil medición matricial de 256 zonas que resuelve, con buena nota, las situaciones de iluminación con mayores contrastes. Acompañan también el clásico modo de medición ponderada al centro y un modo de medición combinado con el sofisticado autoenfoque de 5 zonas. Su funcionamiento es simple: se elige una de las zonas en la pantalla TFT de 1,5 pulgadas, se aprieta el botón de disparo hasta la mitad y... ¡Voilà!, ya tenemos medida la luz y enfocado el objetivo en el mismo punto del encuadre.
La velocidad del autoenfoque es el toque final que remata esta equilibrada receta llamada Coolpix 4500. Rápido y preciso, es capaz de ser selectivo entre distancias muy próximas. Desgraciadamente, la opción del enfoque manual ve recortadas todas sus posibilidades -50 pasos de accionamiento- por culpa de un sistema de regulación lento e incómodo: mientras se mantiene la pulsación sobre un botón multifunción y se gira una ruedecita tipo dial, el indicador en el LCD sólo muestra una simple barrita deslizante entre el icono de primer plano y el infinito, sin ninguna indicación numérica.
Variedad en velocidades
Si entendemos que resulta vital el hecho que la orden del fotógrafo y el disparo del obturador no estén separados por un lapso de tiempo excesivo, como cámara digital semiprofesional, la 4500 se empieza a acercar bastante a lo deseado en cuanto a instantaneidad. Únicamente en las escenas de acción más rápidas hay que tomar precaución en avanzarse ligeramente al momento culminante. Pero con 1/2000 segundos como velocidad máxima de obturación, la culpa de un mal congelado no será precisamente de la máquina.
Otro camino para acercarse a la rapidez son los dos modos disponibles de disparo continuo. Uno, ultrarrápido, alcanza los 30 fotogramas por segundo -en formato QVGA-, consiguiendo obtener un total de hasta 70 imágenes seguidas. El segundo modo llega a los 5 fotogramas por segundo, ofreciendo como resultado una exposición múltiple -a modo de mosaico- de 16 fotos en una (en cualquier tamaño de imagen, pero en el nivel de calidad inferior). Convive con ellos la función de grabación de secuencias de vídeo y audio de hasta 35 segundos. El micrófono integrado también permite añadir notas o recordatorios en las fotografías.
Las dos caras de la moneda
La primera impresión es buena. El diseño, de líneas estilizadas y menores dimensiones que la 995, denota que el aspecto externo de la nueva Nikon se ha refinado respecto a su antecesora. De ella hereda la disposición en dos cuerpos de aleación de magnesio unidos -con robustez- por una articulación central; ésta se encuentra limitada en su giro a un total 180 grados, 90 hacia adelante o hacia atrás, mediante una pequeña palanca en la base de la cámara. El cuerpo izquierdo contiene la óptica, el visor y el flash con su botón conmutador, y la parte derecha agrupa la pantalla LCD, el resto de pulsadores de función y el botón del obturador.
La división en dos partes separa el ángulo de cobertura del objetivo del ángulo del monitor TFT, con lo que se flexibiliza notablemente la toma de imágenes (autorretratos, disparos a media altura...) y se mejora la lectura de los menús y símbolos en pantalla. La navegación por ellos es fácil e intuitiva, mérito destacable dadas las enormes posibilidades de ajuste generales. Pero es, tras los primeros instantes de contemplación, cuando comienzan a surgir algunas dudas sobre el diseño de la Coolpix 4500. La primera de ellas tiene relación con el accionamiento de la unidad de flash Speedlight incorporada. De tipo pop-up (retráctil), su integración en el borde del cuerpo izquierdo de la cámara se presta a que nuestra mano impida, al sujetar la cámara de forma convencional, su eyección al exterior. Lo curioso del caso es que se trata de un inconveniente previsto por el fabricante, ya que cuando se produce aparece un mensaje de aviso -en letras rojas- en el LCD.
De todas formas, esto no impide un resultado final muy satisfactorio, sobretodo en los modos de flash de relleno y sincronización lenta. Además, existe la posibilidad de compensar la potencia del destello y el balance de blancos para solventar exposiciones deficientes.
La segunda objeción se refiere a la poco práctica ubicación del visor óptico (con corrección de +/- 2 dioptrías y encuadre adaptable con zoom) en el lateral izquierdo de la máquina. Es demasiado fácil taparlo con los dedos al coger la cámara y muy difícil mantenerlo limpio de huellas dactilares. Por si fuese poco, no conviene confiarse con su paralaje, puesto que en encuadres a media distancia puede llegar a sorprendernos desagradablemente con recortes importantes en nuestras fotografías. Lo mejor son sus dos lucecitas laterales, una que confirma el autoenfoque y, una segunda, la carga del flash.
Un detalle de menos importancia, pero que no pasará por alto a los usuarios, es la posición excesivamente próxima del botón de control del zoom respecto del monitor TFT. Como con el visor, esta máquina es especialista en contribuir a la identificación -por sus credenciales dactilares- del último "criminal" que la ha utilizado.
Junto con la cámara, vienen de serie un CD-ROM con el software Nikon, una tapa para la lente, una correa, un cable audio-vídeo, una insuficiente tarjeta Compact Flash de 16 MB (es recomendable adquirir con la cámara una de 128 MB, como mínimo), un cable USB, una batería recargable de ión de litio (en uso intensivo no pasará de 40 minutos) y un cargador de baterías. Teniendo en cuenta el precio y el nivel del producto, sería un detalle incorporar un estuche o funda para la máquina.
Nikon repite éxito
El universo Nikon de cámaras digitales no profesionales encuentra su punto de equilibrio con este modelo. La resolución del CDD, la definición de la óptica y el control de la exposición de la marca nipona son los responsables máximos que las imágenes obtenidas con esta máquina rebosen calidad. El manejo sencillo e intuitivo -inconvenientes ergonómicos al margen- se combina con un tamaño general reducido.
Una Nikon Coolpix 4500 con una tarjeta CompactFlash de mayor capacidad (o una unidad Microdrive), y un par de baterías de repuesto, es casi todo lo necesario para afrontar cualquier reto fotográfico.
Aunque ya tiene alguna que otra arruga, no se queda atrás si realmente los megapixeles no son el problema, y esperemos que aún dure unos cuantos años.